Descenderemos desde las casas-cueva de “Fagajesto” para adentrarnos entre los impresionantes riscos de “Agaete”, bajo la mirada del “Macizo de Tamadaba”, y sintiendo la energía de una de las zonas más antiguas de la isla.
La ruta parte desde el centro cultural del pueblo de “Fagajesto”, perteneciente al municipio de “Gáldar”, un topónimo aborigen que da nombre al caserío situado entre la “Montaña Gorda” y “Lomo el Palo”. En esta zona destaca por las casas-cueva que se dispersan en los alrededores, regalándonos un panorama singular entre fértiles tierras de cultivo y un legado de tradición ganadera. Continuaremos nuestro camino vislumbrando estas peculiares casas descendiendo el “barranco del Sao”. En este descenso nos aguarda una bajada espectacular rodeados por los asombrosos acantilados en los que veremos cómo la vegetación ha conquistado sus abruptas paredes por ambos lados. Tras varios minutos podremos observar frente a nosotros uno de los pulmones de la isla de Gran Canaria, el “Pinar de Tamadaba”, espacio que forma parte de la “Reserva de la Biosfera” y que hará las delicias de nuestras vistas durante gran parte del recorrido.
La ruta es de bastante desnivel negativo, por lo que se recomienda el uso de bastones para la seguridad y es muy importante llevar un calzado adecuado. Entre el km 1 y el km 2,6 haremos una bajada espectacular pero bastante técnica, en la que el uso de bastones o la paciencia nos serán de gran ayuda. Luego ya el sendero se hace mucho más sencillo. El terreno en el comienzo es por un sendero que mezcla la tierra suelta con alguna piedra, importante el calzado para ese primer tramo. Ruta apta para mayores de 15 años.
Durante la ruta nos encontraremos con vegetación endémica como como veroles y otras especies vegetales como la retama. Destacan también los pequeños nacientes de agua que nos encontraremos en las paredes de los acantilados entre los que descenderemos. Como puntos de interés el espacio protegido del Pinar de Tamadaba, las casas cuevas de “Fagajesto” y el “Valle de Agaete”.
Se conoce como “Fagajesto” al conjunto de casas situado entre la “Montaña Gorda” y “Lomo el Palo”. Son muy típicas y llamativas las casas cuevas que se dispersan por la zona, donde predominan las tierras que han sido destinadas al cultivo y al ganado. Todavía quedan en esta zona numerosos pastores que cuidan de sus ovejas, obtienen leche con la que se elaboran quesos artesanales, y que practican la trashumancia, que consiste en ir con sus ganados hacia la cumbre en los diferentes periodos del año, buscando los mejores lugares para que los animales puedan pastar. Esta zona fue considerada el granero de la isla en los siglos XVIII y XIX por su actividad para el cultivo de cereales.
El “Sao de Agaete”, lugar entre acantilados naturales y pequeños nacientes de agua, al que podemos llegar subiendo por el “Valle de Agaete”. En este lugar se encuentran 3 de los molinos más importantes que existieron en la zona, en los cuales de podía llegar a moler en algunos de ellos hasta 1200kg de trigo, cebada y millo en un solo día. Podemos observar aún las estructuras de estos molinos de principios del siglo XX, abandonados a día de hoy por su difícil acceso y por la aparición de núcleos urbanos en otros puntos de la isla.
Los famosos balnearios de los “Berrazales”, fueron un punto importante de visita para los residentes y los turistas que venían en busca de las famosas aguas con poderes curativos de la zona. Son muchas las cualidades curativas que se le dan a las aguas que emanan de los manantiales de la isla, siendo los manantiales de “Los Berrazales” uno de esos puntos. Se construyeron varios balnearios donde la gente asistía para poder sanar sus problemas en la piel, dando un movimiento muy importante a la zona entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Varios desprendimientos causados en 1912 hicieron que se construyeran en una zona cercana los conocidos como “hoteles de la Salud” y “hotel Guayarmina”, desde donde se desplazaban los turistas hasta el balneario para seguir utilizando sus aguas curativas.
Nombre con el que es conocido el “Valle de Agaete”, a los pies de los impresionantes riscos de “Tamadaba” donde se encuentran los barrios de “San Pedro” y “La Vecindad de Enfrente”. En la víspera de la festividad de “San Pedro” se celebra lo que tradicionalmente se conoce por la «rama chica», en la que participan activamente todos los vecinos del barrio, que mantienen la tradición de que sean los mayores los que porten al santo.
El barrio vecino, la “Vecindad de Enfrente”, recibe su nombre por su ubicación con respecto al primero al cruzar el barranco, si bien están en la actualidad prácticamente unidos.
Avanzaremos hasta llegar al pueblo de “El Sao”, donde cambiará el terreno y también la vegetación que nos ha acompañado en nuestra ruta dando paso a robustos pinos canarios, que guiarán nuestro paso hacia el pueblo de “San Pedro”. Desde ahí ya tendremos el mar en el horizonte, con todo el “valle de San Pedro” a nuestros pies y el pueblo marinero de “Agaete” al fondo.
Desde allí, dejaremos atrás el sendero para acabar con un último kilómetro por carretera rumbo a “La Finca las Longueras”, donde nos espera el espectacular “Hotel Rural Las Longueras” para disfrutar de nuestro fin de ruta en el fértil “Valle de Agaete”.
El “Hotel Rural La Longueras”, conocido como “La Casa Roja”, es una mansión del siglo XIX de estilo colonial, llena de historia y de rincones encantadores, en los que predomina la tranquilidad. El hotel se encuentra ubicado en una finca de naranjos, aguacates, mangos y papayas, ofreciendo un escenario de película en el que saborear la gastronomía local.
Al finalizar la degustación y disfrutar del entorno que rodea al hotel, nos dirigiremos hacia el punto de recogida del transfer, en un paseo de aproximadamente 10 minutos que nos llevará de vuelta al punto de encuentro inicial.
Caminaremos entre pinares y descubriremos los episodios volcánicos más recientes de la isla, hasta llegar a uno de los volcanes más jóvenes de Gran Canaria, desde donde disfrutaremos de un paisaje lleno de contrastes.
Impresionantes vistas del sur de la isla nos darán la bienvenida a una ruta que discurre entre barrancos y una antigua caldera volcánica.
Seremos testigos de la majestuosidad de los paisajes de la cumbre de Gran Canaria alcanzando las faldas del “Roque Nublo”, un lugar de apariencia lunar que nos regalará estampas únicas que atesorar en nuestra memoria.
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